“Nada de partos, ni infancias ni años ni siquiera meses. Fue tan sólo un día, uno sólo, el de ayer”. El relato comenzó un 31 de diciembre con olor a pólvora. En el hotel Brighton, aquel año de 2001, Enrique Vila-Matas pensó en Emar, mientras la costa se iluminaba recibiendo los próximos doce meses del…