Reseña a Trasandinos, por Leonardo Sangueza

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Aprovecho de pasar el dato: ya salió por Lom en Chile el libro Trasandinos, editado por Jorge Fondebrider y en el que me invitó a escribir una crónica de mi estadía en Argentina. Aparecen todos, desde Fernando Correa a Víctor López, Ricardo Piglia, Claudia y su mamá, el Papa, una alusión a Sandro Barrella, Ale Crotto, Laura Wittner, Laura Ramos y una anécdota con David Bustos, entre otros. Creo que no me guardé nada. Comparto la nota que escribió Leonardo Sanhueza en Las últimas noticias.

Lom Ediciones publica el libro «Trasandinos», compilado por Jorge Fondebrider

Chilenos y argentinos cuentan qué ven al otro lado de la cordillera

El volumen está compuesto por ocho testimonios, cuatro por lado, acerca de la experiencia de ser de aquí pero vivir allá o la de ser de allá pero vivir aquí.

 

E n la imagen que ilustra esta nota, el viejo tren Trasandino aparece bregando a toda máquina contra la naturaleza que, sobre todo en los inviernos, solía dificultarle el cruce de los Andes. Esa trabajosa faena ferroviaria parece ejemplificar, incluso hoy, la relación entre argentinos y chilenos: ese intercambio que no podría ser más evidente, deseado y necesario entre dos países que nacieron cosidos el uno al otro, pero que a menudo se ve trabado por obstáculos que nunca faltan. La cordillera sigue siendo una muralla divisoria y, a la vez, un símbolo de la unidad vecinal: es una frontera de encuentro y diferencia tal que chilenos y argentinos estamos acostumbrados a llamarnos los unos a los otros de la misma manera: los “trasandinos”.

Esa curiosidad lingüística, que hace de nuestros países en una región dividida y a la vez unida por la trasandinidad, llevó a Jorge Fondebrider a convocar a cuatro argentinos y cuatro chilenos para que dieran su testimonio al respecto, elegidos justamente porque han tenido la experiencia de salir de su país para vivir algún tiempo o incluso radicarse al otro lado de la cordillera. Lom Ediciones acaba de publicar el resultado de esa invitación, que es un libro cuyo título no podía ser otro: Trasandinos .

El volumen está compuesto por ocho textos muy variados, tanto en sus formas como en sus temas. Son crónicas, pequeños ensayos y hasta diarios de viaje en que los autores desarrollan sus impresiones sobre el país extranjero, relatan vivencias personales o se lanzan en reflexiones sobre algún asunto particular.

Así, la parte de los chilenos en Argentina se abre con la crónica de Margarita Cea, quien se detiene en las figuras de los libertadores a partir de una gran estatua de San Martín ubicada en un pueblito llamado O’Higgins. Cynthia Rimsky, por su parte, centra su relato en ciertas podas de árboles hechas a lo bestia junto a una autopista, lo que la lleva a considerar la rica historia arbórea de Buenos Aires y su brutal mutilación. La Biblioteca Nacional argentina es el eje del texto con que Gonzalo León da cuenta también de sus andanzas literarias, mientras que el poeta Diego Alfaro Palma inicia sus reflexiones trasandinas con su llegada a Buenos Aires y consiguiente vendaval de cosas por conocer: “sobre todo palabras de acá: garca, trolo, choto, capo, guita, guarangada, grasa, bondi, bolonqui, porro, birra, jermu”.

A la escritora argentina Betina Keizman le tocó vivir el terremoto del 2010, pero su texto no es una crónica de esa experiencia, sino una reflexión acerca del carácter insular chileno: el aislamiento, la fragilidad territorial, la protección y amenaza de las montañas y el mar. Sus compatriotas Jorge Espíndola y Hernán Ronsino hablan por su parte de realidades que no pueden ser más opuestas. Mientras el primero se interna en las particularidades del Chile sureño y huilliche, el segundo se remite a mostrar el diario del que parece ser el primero de muchos viajes a este lado de la cordillera, del que anota la impresión que le dejan las montañas vistas desde Plaza Italia, un taxista súper lector, la novela El río de Gómez Morel, las huellas urbanas de la dictadura, unas lecturas de José Donoso en Zapallar y una visita al Museo de la Memoria que, inesperadamente, lo deja pensando en Argentina y Perón.

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