Nuestros huesos
Marcelino Freire
Adriana Hidalgo editora
Heleno, un dramaturgo entrado en años, va en busca del cuerpo de su joven amante. Recorre el Instituto Médico Legal, las calles oscuras pobladas de los boys que entregan sus cuerpos jóvenes, los bares de travestis. Una travesía interior se va desarrollando a medida que nos vamos sumiendo en estos monólogos cargados de cuestionamientos y reconstrucciones del narrador, un narrador que siempre desea transformarse, actuar, ser otro. Esa travesía interior es el recuerdo de sus amantes, de su vida de hijo de buena familia, de autor controversial –nunca lo suficiente-, pero que sentencia: “escribo para dar vida de nuevo a las personas que amé”. Ahora debe recuperar a ese boy de las calles de San Pablo y llevarlo a su lugar de origen hasta Recife y de ahí hasta Poco de Boi y mientras nos envolvemos en una música tristísima hecha de palabras.
Space Invaders
Nona Fernandez
Eterna Cadencia / Alquimia
Termino de leer Space Invaders en la intersección de Juan B. Justo y San Martin. La gente cruza la calle. Motos parten a entregar pedidos. Estoy en Buenos Aires, no me puedo mover de aquí y frente a la ventana del colectivo aparecen imágenes de la historia de mi país. Imágenes a color, como salidas de la TV de mi abuelo, con perillas, en realidad, de colores desteñidos. Veo a un cura muerto, a Tucapel Jiménez, los profes degollados, imágenes que nunca viví, pero que están en mi retina. Pero también recuerdo todas las camisas blancas que ensucié, en sus puños, sus cuellos, en la distancia que había que mantener en entre los compañeros en la fila, las marchas, el pelo bien corto, los zapatos lustrados. Space Invaders me afecta y mucho, me cala, me astilla los huesos. Es de una prosa fatal, envidiable, diez mil veces trabajada y limpia. Pero me afecta en cómo nombra todos esos lugares comunes de una vida de estudiante chileno en y tras la dictadura. La historia está construida por esos objetos, que poco a poco nos van poniendo presente y nos sumen en la vida de un grupo de compañeros en los ’80 que sueñan o que creen realmente vivir esos años difíciles del silencio en monólogos, en cartas, en noticias, en cosas que nos hacen dudar si somos o no parte de ese grupo que juega y que quiere entender.
Con el sudor de tu frente. Argumentos para una sociedad del ocio
Osvaldo Baigorria (comp.)
Interzona
A ratos pienso que este libro debiera de ser lectura obligatoria en las escuelas. O al salir de las escuelas. Vayan niños y lean la selección de Baigorria y no crean todo lo que les dijeron sobre la vida. Quizás otra vida es posible, claro está, en el ocio. Aquí se reúnen textos de Handke, Adorno, William Morris, Stevenson, Oscar Wilde, Huizinga, Kropotkin y de la internacional Situacionista, entre otros, todos a favor de una causa, una que me recuerda el verso de Enrique Lihn “perdónenos los trabajadores de este mundo y del otro / pero es tan necesario vegetar”. En sí una guía para cultivarse o ponerse a cultivar como un buen antiespecialista, soñando con una sociedad del juego y la creación. Inolvidable es el extracto de Fourier en donde recomienda que el hombre debiera de tener 3 o 4 trabajos al día, de dos horas cada uno, completamente distintos unos de otros, ser escultura y verdulero al mismo tiempo, un hombre o varios, pero libres.
Las sombras errantes. Ultimo reino I
Pascal Quinard
El cuenco de plata
Dentro de los extraterrestres que nos ofrece la literatura contemporánea, hay pocos quizás como el calvo Quinard, pocos tan exquisitos en su manera de fusionar distintos géneros como el ensayo, la novela, el diario y la poesía y salir tan campantes. En estas páginas el protagonista no es un personaje, un ser humano hecho de papel, sino más bien un tema: la sombra. Y es ella la que se yergue con una historia propia, casi humana, en este libro plagado de referencias a otros libros, a historias de reyes y escritores que decidieron habitarla, pensarla, ser parte de su existencia nebulosa y densa. Entre medio nos aparece también un narrador que va ensamblando, que habla de su propio proceso, de esta investigación hecha de azar y descubrimientos. Imposible dejar de nombrar el capítulo dedicado a Tanizaki, el autor japonés de El elogio de la sombra, un homenaje vibrante y lleno de puro amor por la lectura y la oscuridad.
Las cosas
George Perec
Anagrama
No había leído Las cosas, en realidad había leído poco de Perec y asumo esa irresponsabilidad. Las cosas es tal vez una de esas novelas cumbres de nuestra época en donde es imposible no verse reflejado. Jerome y Sylvie son dos jóvenes sociólogos que viven de hacer encuestas en París; tienen su grupo de amigos, desean continuamente objetos de lujo, una vida repleta de una riqueza inalcanzable. Gozan pensando en ciertos tipos de muebles, de camisas, de zapatos, viajes, pero apenas su sueldo les alcanza, sin embargo, el deseo es siempre más que ellos mismos. Perec crea un retrato maravilloso de nuestra manera de ser y constituirnos en la medida que tenemos, que aparentamos, con una belleza siniestra y una prosa enumerativa que nos deja casi sin respiración, como si fuera un gran estudio sociológico, delirante y a la vez cuidado en nombrar las calles, las marcas, los momentos de una pareja subyugada a un sistema de valores materialista. Ese fetichismo y su fantasmagoría los guiaran hacia una vía de escape, una posibilidad de salir, de dejarlo todo, de despojarse, si es que es ello posible.

El silencio de los animales
John Gray
Sexto Piso
El cerebro humano no está desarrollado para la racionalidad, sino para la sobrevivencia. Esta es la tesis del ensayo de Gray y para demostrarlo nos sumerge en la selva del Congo. Ahí están los personajes de las novelas de Conrad a la expectativa, exhibiendo una vida salvaje; pronto somos espectadores de las desventuras de Malaparte y Koestler en la primera mitad del siglo, de los desastres humanitarios de la Segunda Guerra y de las últimas y desesperanzadas cartas de Stefan Zweig. En el fondo de estas ciudades arruinadas está el hombre, mitad caníbal mitad traidor. El silencio… abarca materias tan distintas como la literatura, la economía o la neurología de vanguardia para atentar contra la afincada idea de progreso. Es un viaje también hacia la poesía y de cómo los poetas de nuestro tiempo han buscado en los animales un lenguaje y un pensamiento alternativo a las cimas de la civilización. Pocas obras parecen tan contundentes en nuestros días. Un panorama claro de la sinrazón y de una naturaleza que se escapa y nos revela su silencio.




